Hay algo de sórdido, y tanto más sórdido cuanto que es ridículo, en la costumbre que tienen los débiles de erigir en tragedias del universo tristes comedias de sus propias tragedias. […] Si un hombre es cobarde puede no hablar de ello –que es lo mejor–, o bien decir ‘soy cobarde’, con la palabra propia […]
a través de Dignidad e indignidad de la inteligencia. Un texto de Fernando Pessoa. — A MI MANERA
