«Trabajadores, obedezcan a sus jefes, con respeto e integridad de corazón, como si estuvieran sirviendo a Cristo. No lo hagan solo cuando los estén mirando, para quedar bien con ellos, sino como siervos de Cristo, haciendo de todo corazón la voluntad de Dios. Realicen su trabajo de buena gana, como quién sirve al Señor y no a las personas. Y ustedes jefes pórtense del mismo modo con sus subalternos dejando de amenazarlos. Recuerden que tanto ustedes como ellos están sujetos a Mí y que Yo no hago distinciones entre una persona y otra.»
JESÚS
Efesios 6:5-9 (LM)