Los kirchneristas dicen que la elección no cambió nada. Pero lo cierto es que hasta en sus propias actitudes y preocupaciones se advierte que todo ha cambiado. ¿Qué significa si no que ellos pasaran, en unos pocos meses, del «vamos por todo» al desesperado esfuerzo para que no se les caiga encima la estantería del modelo antes de dejar el poder, echando mano a la costumbre de patear para adelante los problemas, preparando una bomba de tiempo como legado?
En parte por su propensión al error, otro poco por mérito de los demás actores, se han frustrado sus proyectos más nocivos, y eso es bueno; pero no por eso se ha agotado su capacidad de daño. Se han evitado perjuicios estructurales para la independencia de la Justicia, el pluralismo mediático, la alternancia en el poder y los derechos de propiedad. Pero no hay que subestimar la inventiva de los…
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