
A escasos milímetros
Paseas
con suavidad tu dedo por mis labios entreabiertos, acariciándolos, quemándolos
con la yema de tu pulgar, mientras veo cómo te acercas a ellos hasta quedarte a
escasos milímetros. Siento tu aliento recorrer mi piel, mi boca, adentrarse en
mi interior y la flama que provocas en mí sería suficiente para hacer arder
este maldito cuarto que nos cobija.
Te
mantienes ahí, distante, provocándome, haciéndome sufrir con la intensidad de
tu mirada, con la calidez húmeda de tu aliento insolente y con la exquisitez
del danzar de tu dedo por mis labios. Me quedo sin resuello con la mirada
perdida en la lejana cercanía de tu boca, anhelando ese beso, lento y profundo,
que sé que no llegará. Aún no.
Acabas de
convertirnos en un juego, lo sé. Uno que solo finalizará cuando uno de los dos
pierda la partida, cuando se rinda a la evidencia del…
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