¿Qué futuro le espera a un niño que, en lugar de concurrir a la escuela, acompaña a su madre a una manifestación, acampe o al evento que lector pueda ubicar en su imaginario?
En los últimos días, manifestantes se concentraron en el centro porteño en reclamo por el aumento de los planes sociales.
Durante la última semana los acampes en la avenida 9 de julio convirtieron el tránsito en un verdadero caos. Es claro que los cortes de calles generan importantes costos a quien debe movilizarse pero, en la locura cotidiana en la que nos hemos acostumbrado a vivir, pasa desapercibido un hecho mucho más costoso: en toda manifestación, o específicamente en los acampes de la última semana, encontramos niños acompañando a sus madres.
Los niños tienen el derecho a ser educados, sus padres la obligación de respetarlo y el Estado debería tener el poder de policía…
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