La mejor forma de hidratarse en esta etapa de la vida es hacerlo de manera gradual, constante, ni en déficit ni exceso y de esta manera prevenir síntomas o cuadros complicados.
El cuerpo depende del agua para sobrevivir. Cada célula, tejido y órgano del cuerpo necesita agua para funcionar correctamente. Con la edad disminuye la sensación de sed y hace que las personas mayores beban menos de lo necesario, por eso, para evitar el riesgo de deshidratación en las personas mayores, se aconseja beber sin esperar a tener sed.
A medida que envejecemos, el contenido de agua en el cuerpo disminuye y el riesgo de deshidratación aumenta, por lo que las consecuencias se tornan aún más serias. Como consecuencia del envejecimiento, los riñones tienen menor capacidad para concentrar la orina, y retener agua en caso de necesidad. Al envejecer los riñones, su capacidad para excretar sodio se ve también limitada.
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