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Te prometo que…

Ya no me temblarán los dedos ni se me quebrará la voz cuando tenga que escribir verdades como puños y dispararlas a gritos. No volveré a callar cuando debería alzar la voz, ni escribirle al amor, porque este ya no existe. Nunca más vacilaré ni me temblarán las manos cuando haya de tomarme o soltarme de otras.

Ya no clamaré justicia al cielo cuando tampoco creo en los seres humanos.

No volveré a tener miedo porque este es un poderoso instrumento para someternos.

Ya no apostaré por ti… ahora es mi turno, apuesto por mí.

Ya no volverán a romperme el corazón porque jamás volveré a entregarlo al completo. Ya no temeré perder porque no habrá nada para hacerlo.

Nunca más me esconderé para llorar porque esconderse es de cobardes, ni contendré…