Nada en común,
ni credo ni vocación.
Mejor que yo,
tal vez peor.
Quizás sí
o puede que no.
Tú compárate si quieres,
pero para eso conmigo no cuentes.
¿No lo encuentras evidente?
Lo tuyo a mí no me interesa.
Tú y yo nunca tiramos de la misma cuerda.
Ni amigos ni enemigos,
pero bastante mejor
si no me cruzo contigo.
Hola, adiós y ojalá (por favor),
tu visita se retrase
todavía más la próxima vez.
-Imagen de Christian Dorn en Pixabay–
-Ana María Otero-