
Dicen ellos que no. Yo digo que sí.
Dicen ellos que sí. Yo digo que no.
Ellos mandan. Yo no.
Ellos disponen y establecen. Yo no.
Ellos son respetables, decentes, honorables, superiores, depositarios de la verdad absoluta. Yo no.
Dicen ellos que sí. Yo digo que no.
Dicen ellos que no. Yo digo que sí.
Ellos obedecen. Yo no.
Ellos delegan y alquilan sus vidas. Yo no.
Ellos son previsores, se metamorfosean cual camaleones y mimetizan conductas y hábitos con probada pericia. Yo no.
No me matriculé en la escuela indicada. O, insolente como puede que sea, orgulloso tal vez, no quise.
Ellos son ellos. Yo soy yo.
Ellos mienten, defraudan, son vanidosos, miserables y mezquinos. Yo no.
Ellos no saben qué es el sufrimiento. Yo sí.
Ellos acatan y se doblegan. Yo no.
Ellos niegan. Yo afirmo.
Vivimos un mismo mundo. El que ellos quieren, el que no quiero…
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Milllones de gracias por rebloguear la entrada, amigo Roberto.
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Para mi un placer y honor. Perdona la demora en responder. Estoy en Puerto Rico para grabar nueva materia
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Nada que perdonar, todo lo contrario. Un abrazo, Roberto, de quien no se carcateriza por la rapidez en contestar. Y que disfrutes en Puerto Rico.
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Gracias. Lo haremos. Regresaré con nuevos brillos
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