Un niño y una niña con mascarilla junto a un adulto en el Parc Central de Valencia esta mañana. / Levante.
Me indigna la iniquidad con que se está tratando a los niños durante la pandemia de coronavirus. Desatino, despropósito, necedad… Cualquier calificativo se queda corto. Ni tiene pies ni cabeza, ni base científica alguna. Hoy, después de 43 días de cautiverio –que se dice pronto–, los niños españoles pueden volver a salir a la calle. Eso sí, con un montón de restricciones.
Me he asomado unas cuantas veces a la terraza, pero sin éxito. La mía es una calle poco transitada, muy tranquila. Me hubiese gustado ver –aunque ni desde mi terraza ni desde ningún otro sitio habría sido posible– un paisaje como el que describen los Hermanos Grimm en El flautista de Hamelín, en el que los niños salieran de sus casas corriendo como pollos en…
Ver la entrada original 1.765 palabras más
Muchas gracias, amigo Roberto, por rebloguear este artículo surgido de mis entrañas.
Me gustaMe gusta
Un placer y honor
Me gustaMe gusta