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Un día empezó y al otro acabó.
Nunca nadie supo cómo,
tampoco jamás se conoció el porqué.
Circunstancias de la vida
que algunos dudan si ha valido la pena vivirlas.
Tal vez en algún instante yo pude dudar
y por ello me paré a pensar,
para concluir con que más vale de algún modo vivirlo,
que ni siquiera conocerlo,
aunque únicamente sea para luego ilógicamente perderlo,
porque creo yo que más carcome la duda,
que la ingrata confirmación de que en realidad,
la idea no era del todo buena.
-Ana María Otero-